Comentario 'El tiovivo' - Ana María Matute
Cuento:
El niño que no tenía perras gordas merodeaba por la feria con las manos en los bolsillos, buscando por el suelo. El niño que no tenía perras gordas no quería mirar al tiro al blanco, ni a la noria, ni, sobre todo, al tiovivo de los caballos amarillos, encarnados y verdes, ensartados en barras de oro. El niño que no tenía perras gordas, cuando miraba con el rabillo del ojo, decía: «Eso es una tontería que no lleva a ninguna parte. Sólo da vueltas y vueltas, y no lleva a ninguna parte». Un día de lluvia, el niño encontró en el suelo una chapa redonda de hojalata; la mejor chapa de la mejor botella de cerveza que viera nunca. La chapa brillaba tanto que el niño la cogió y se fue corriendo al tiovivo, para comprar todas las vueltas. Y aunque llovía y el tiovivo estaba tapado con la lona, en silencio y quieto, subió en un caballo de oro, que tenía grandes alas. Y el tiovivo empezó a dar vueltas, vueltas, y la música se puso a dar gritos por entre la gente, como él no vio nunca. Pero aquel tiovivo era tan grande, tan grande, que nunca terminaba su vuelta, y los rostros de la feria, y los tolditos, y la lluvia, se alejaron de él. «Qué hermoso es no ir a ninguna parte», pensó el niño, que nunca estuvo tan alegre. Cuando el sol secó la tierra mojada y el hombre levantó la lona, todo el mundo huyó, gritando. Y ningún niño quiso volver a montar en aquel tiovivo.
Comentario: (no es opinión, es análisis)
Tema: el tiovivo es la vida, y este al igual que esta, da muchas vueltas y no conduce a ningún sitio. Metáfora de la vida, (tempus fugit, brevedad + inconsistencia).
El niño es pobre, no tiene dinero y quiere subir a las atracciones por mucho que las desprecie. Cuando sube al tiovivo muere despedido por la atracción.
Kisses,
Myn
El niño que no tenía perras gordas merodeaba por la feria con las manos en los bolsillos, buscando por el suelo. El niño que no tenía perras gordas no quería mirar al tiro al blanco, ni a la noria, ni, sobre todo, al tiovivo de los caballos amarillos, encarnados y verdes, ensartados en barras de oro. El niño que no tenía perras gordas, cuando miraba con el rabillo del ojo, decía: «Eso es una tontería que no lleva a ninguna parte. Sólo da vueltas y vueltas, y no lleva a ninguna parte». Un día de lluvia, el niño encontró en el suelo una chapa redonda de hojalata; la mejor chapa de la mejor botella de cerveza que viera nunca. La chapa brillaba tanto que el niño la cogió y se fue corriendo al tiovivo, para comprar todas las vueltas. Y aunque llovía y el tiovivo estaba tapado con la lona, en silencio y quieto, subió en un caballo de oro, que tenía grandes alas. Y el tiovivo empezó a dar vueltas, vueltas, y la música se puso a dar gritos por entre la gente, como él no vio nunca. Pero aquel tiovivo era tan grande, tan grande, que nunca terminaba su vuelta, y los rostros de la feria, y los tolditos, y la lluvia, se alejaron de él. «Qué hermoso es no ir a ninguna parte», pensó el niño, que nunca estuvo tan alegre. Cuando el sol secó la tierra mojada y el hombre levantó la lona, todo el mundo huyó, gritando. Y ningún niño quiso volver a montar en aquel tiovivo.
Comentario: (no es opinión, es análisis)
Tema: el tiovivo es la vida, y este al igual que esta, da muchas vueltas y no conduce a ningún sitio. Metáfora de la vida, (tempus fugit, brevedad + inconsistencia).
El niño es pobre, no tiene dinero y quiere subir a las atracciones por mucho que las desprecie. Cuando sube al tiovivo muere despedido por la atracción.
Kisses,
Myn
2 comentaris
¿Cómo se sabe que el niño fue despedido por la atracción? ¿Porque esta daba mucha vuelta y se menciona que nunca terminaba? Gracias.
ResponderEliminarSí, entendí eso. Realmente este análisis está hecho por mi profesor de castellano y él dio a entender que sí. Realmente es parte de la metáfora, no sé si aclara mucho...Gracias por el comentario!!
ResponderEliminar-Myn