Las aventuras siempre fluían de su cerebro a sus dedos que, ávidos de aprendizaje, siempre quisieron mejorar los diálogos bebiendo de otras novelas y cuentos infantiles.
A menudo era observada por los demás. Los sábados los clientes del bar donde trabajaba su padre se paraban, atónitos, y contemplaban como la infante se pasaba la mañana redactando sinsentidos en las notas destinadas a los pedidos, con un bolígrafo gastado que de vez en cuando se resentía insistiendo en dejar el discurso apagado.
Solían decir que únicamente les gustaba la caligrafía curvada y maltrecha de la niña pero esta misma sabía que no era cierto, pues después acostumbraban a susurrarle al padre que tras esas historias se agazapaba la ilusión y, tal vez, con suerte, el talento.
Hoy puedo decir que mi librito de cuentos, escrito en cuarto de primaria y publicado en sexto, está disponible en Amazon (físico y digital) en una segunda edición diferente de la primera (fruto del esfuerzo y confianza de mi familia).
Por último, gracias desde aquí a Aguas Rodríguez Prieto por alimentar mis sueños cada jueves durante muchos años y hacerlos por fin posibles.
(Si lo compráis o repasáis sus páginas no dudéis en hacerme saber la opinión, tanto para bien como para mal, o en pedir que lo firme si hay posibilidad de ello -me suele hacer mucha ilusión-).
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Kisses,
Myn