Reseña Fuegos fatuos - Carlos Sabarich

Sinopsis del libro:

Ismael Berma, periodista y escritor en horas bajas, recibe el encargo de una importante editorial para escribir la autobiografía de la gran Clara Santino, una veterana y famosa cantante y actriz de cine. Ismael, que al principio rechaza escribir en nombre de otro, acaba aceptando por dinero. Poco a poco, a través de las entrevistas en el Palacete, la mansión familiar, va entrando en la vida de Clara y de toda su atormentada familia, convirtiéndose sin querer en parte esencial de la autobiografía que está escribiendo para Clara. Con un estilo sorprendente, el autor juega con los personajes y consigo mismo, consiguiendo una atípica novela psicológica que logra atrapar al lector desde el primer momento.

Opinión personal:

Es una novela con prosa teatral y cierto toque psicológico que busca confundir al lector, al mismo tiempo que demostrarle la vileza de la alta sociedad. Se entiende, inicialmente, como una crítica al poder, la economía y la gente de bien; sin embargo, luego el propio protagonista se retracta haciendo uso de su hipocresía al sucumbir a los mismos vicios y malas costumbres de la familia que no soporta. Para ilustrar esto, pondré varios ejemplos: el primero es el hecho de que Ismael (narrador principal, que se alterna con la voz omnipresente) es adicto al Marlboro y al whisky, pero critica de forma vehemente que Julián tenga el mismo problema (véase aquí la hipocresía del personaje, detalle que creo que al autor ya le gusta que sea así). Además, deja ir varios comentarios despectivos al respecto y eso no me ha acabado de convencer del todo, ya que el alcoholismo es una enfermedad y no se debe tratar mal a las personas que la padecen; esto podría cuadrar si los pensamientos fueran solamente fruto de Ismael y su personalidad soez, no obstante, muchas veces no se diferencia (en cuanto a términos, opiniones y expresiones) la subjetividad del protagonista de la objetividad del narrador externo. Es de esta manera que encuentro pesado el repetir los hechos contados de dos maneras (los capítulos se suceden unos a otros, siempre el primero es la visión de Ismael y el segundo vuelve a contar lo mismo, pero en tercera persona por lo que realmente se siente como una lectura monótona que no aporta demasiado, ya que – reitero – el narrador omnipresente no cambia mucho su discurso respecto al de Ismael. En resumen: parece que algunas de las opiniones del personaje sean también intrínsecas del autor y eso me lleva a querer criticar esos puntos, puesto que no estoy de acuerdo con tratar ciertos temas –ej: salud mental– de esa manera).

Ejemplificaré con frases literales del texto para que se entienda (si se corrigiesen estos detalles, la narración sería menos agresiva, el lector empatizaría más y la novela cobraría más interés y se entendería mejor):

“Allí, tras comprobar que no se trataba de síndrome esquizofrénico ni nada de eso que se engloba como locura, diagnosticaron una depresión pulsante que posiblemente ya estuviera latente pero que había hecho erupción…” Página 231. No creo que sea muy acertado calificar de “locura” a un conjunto de enfermedades, ya que el término “loco” se ha usado durante mucho tiempo para desprestigiar y dañar a las personas afectas de algún problema de salud mental.

“Supo Dorotea que Julián ya no trabajaba, pues averiguó que tras varias largas bajas por motivos psicológicos tipo ansiedad o depresión (…), quedó inútil para el servicio activo de una profesión”. Página 279. Sé que son sutiles o pequeños comentarios que, en una lectura rápida podrían pasar desapercibidos, pero creo en la importancia de recalcar este tipo de frases porque no se dan solo en estos ejemplos, sino durante todo el libro (lo que lleva a pensar que, tal vez, no sean comentarios desafortunados, sino un pensamiento generalizado que podría reeducarse y que, seguro, está hecho sin mala intención).

“Pero como entre un hombre y una mujer siempre hay algo más que palabras, ocurrió lo que cualquiera (Julián y Dorotea también) hubiera predicho” Página 280. Estas oraciones no tienen nada que ver con la salud mental, pero es un comentario que me llamó la atención, ya que sigue latente el pensamiento de que dos personas (de distinto género) no pueden ser amigxs.

Además de lo señalado, también hay muchas referencias (demasiadas) a la edad (supuestamente avanzada) de la protagonista, así como a la cuestión “sorprendente” de que ella sea deseable pese a poseer ese dígito cronológico. 

Es decir, la novela tiene una premisa interesante y el planteamiento con las críticas que intercala de Cosme Redondo (que al final se descubre verdaderamente quién es) es original; sin embargo, tiene muchos contrapuntos (fruto de estos comentarios desafinados, escenas o reflexiones innecesarios o, incluso, anticuados) que tiran para atrás su lectura.

Es curioso, pues la trama me recuerda ligeramente a Los siete maridos de Evelyn Hugo, pero cabe destacar que esta última novela no peca de discurso agresivo y sabe tratar todos estos temas desde un punto neutral y educativo.

Conclusión:

Un libro que empezaba muy bien y que prometía, con frases como "un buen lector es aquel que percibe esas cosas que no han sido escritas. Y, sobre todo, es cómplice de los silencios del autor" que apelan a prestar atención a los detalles y al cuidado de la trama; sin embargo, la acción va enlenteciéndose y juntándose con una serie de comentarios desafortunados que te hacen dudar sobre si es solamente la opinión del personaje o, por el contrario, también la del autor. Pese a todo eso, tiene buen vocabulario y la novela está bien escrita, aunque también es confuso el hecho de que esté narrado como una obra teatral y se vayan repitiendo los acontecimientos (narrados dos veces, una en primera persona y otra en tercera).

Nota:

6,75 / 10.

@mcccace


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