No sabría que más añadir a comentarios anteriores de esta entrega y las anteriores sagas de Rick Riordan. Me voy a repetir un poco pero considero que el mundo que ha creado de dioses y semidioses es magnífico, y la manera en que lo mezcla con as localizaciones de sitos reales hace pensar que son parte de una única realidad. Quizá lo sea realmente. Además me diverto mucho cuando añade personajes famosos, cantantes, artistas..., me hace sentir una más con la novela.

Cada vez le voy cogiendo más cariño a Apolo, no es que no le tuviera pero poco a poco se me hace entrañable o rápido que cae la fachada que sustenta con tal de seguir siendo considerado dios entre los mortales cuando sus amigxs están en peligro o sufriendo. Más aún cuando un animal resulta herido y se desvive por el. También creo que esta evolucionando bajo esa máscara de tío guay que muestra al mundo, se va dando cuenta de las dificultades que pasan los humanos y de lo que les resulta importantes a ellos.

Me ha gustado mucho volver a saber de Leo y de Calipso, los he echado de menos, especialmente las bromas interminables de hijo de Hefesto. La reaparición de Meg también ha sido una agradable sorpresa, desde el desencadenante del libro anterior no estaba segura de cual iba a ser su papel, así que me reconforta ver restablecida la amistad entre ella y Apolo. Aunque el dios no lo quiera admitir, le tiene mucho aprecio.

En cuanto a la trama, la pócima de Rick Riordan para dar la justa medida de acción, aventura, humor y seriedad me tiene cautivada. Además de todos los misterios relacionados con los tres oráculos y el Triunvirato que me mantienen intrigada y con ganas de más. La velocidad con que volaban las páginas no dejará de sorprenderme.