Escogí esta lectura sin leer la sinopsis. Me llamó su enigmática portada (muy similar a mi publicación como coautora, Voces silenciadas: 51 relatos sociales) cuando la vi en la sección de recomendados de la revista del ayuntamiento de El Prat de Llobregat. Además, que sea autoeditado y local solo le sumaba más puntos para que lo leyera.
De momento, estando en la página 50, puedo decir que su escritura es impecable. Frases y vocablos hilvanados alrededor de situaciones peliagudas y complejas, una intriga creciente y una perspectiva de género bien marcada hacen de este libro una lectura atrayente. La oscura realidad que mece a la pequeña protagonista no hace más que sobrecoger tu corazón, y eso que todavía no se han empezado a explicar los fantasmas profundos del alma.
Como mini pega (ya sabéis que me fijo mucho en las expresiones y en la sutileza de las palabras, en los matices mínimos) diría que tengo sentimientos encontrados con el uso de expresiones como "brazo de gitano" en referencia al postre relleno de nata. He buscado información al respecto de este dicho y aunque quizás en su origen no era algo malo o racista, no sé bien bien en qué ha quedado todo ahora y yo misma prefiero no usarlo por si resulta que sí es ofensivo. Le pido disculpas desde aquí al autor por mis manías y mi escrutadora forma de leer (que no sé exactamente porque la tengo tan acentuada últimamente jsjs) ya que seguramente no haya sido empleado con mala intención (es un comentario fortuito fruto de una comparación que hace en la página 25).
Al margen de ese comentario, no hay quejas porque me está resultando una novela interesante que seguro tiene muchos misterios aún por desvelar.
Kisses,
@mcccace